Bruckner: 9 Symphonies

Bruckner consiguió la incorporación de ciertos principios de composición wagneriana a una extensión de la forma sonata beethoveniana. Lo que fascinaba a Bruckner de Wagner era el carácter heroico, sublime y elevado de su música y lo que incorporó fueron el cromatismo y las tensiones armónicas extremas del sajón así como el principio de unidad que se cimenta en la derivación de material temático a paritr de unos pocos átomos constitutivos, la predilección por la creación de un tapiz de trémolos en la cuerda del que emerge progresivamente el tema y la intensificación progresiva de la expresividad hasta culminar en un climax paroxístico. En lo que difiere de Wagner es que la orquesta bruckneriana es más compacta que la wagneriana, pues tiende a imitar las sonoridades producidas por los registros del órgano mediante superposición u oposición de los timbres de los distintos grupos instrumentales de la orquesta, amén de una expresión directa de su fe religiosa profunda en una extraña pero sublime mezcla de súplicas humildes y progresiones triunfales construidas como una catedral de vértigos con la irrupción ocasional de gestos abruptos groseros heredados de sus orígenes muy humildes. Siendo, como era, un gran organista, no dejó compuesta ninguna obra mayor para su instrumento, aunque con frecuencia empleaba sus instrumentos orquestales como diferentes registros del órgano con un fraseo que iba moviéndose desde la cuerda al metal y al viento.

Bruckner fue uno de los compositores peor entendidos de la Historia de la Música, tanto por amigos como por enemigos, que los tenía en abundancia (incluidos algunos de sus discípulos como Mahler al que se le atribuye la descripción “un demeuré – moitié génie, moitié idiot”). Hombre profundamente religioso de personalidad compleja, sufría de numeromanía (la obsesión compulsiva de contar objetos –digamos las hojas de un árbol-) que se manifiesta en sus patrones repetitivos en sus composiciones, de frecuentes ataques de estabilidad mental y de una querencia obsesiva por las muchachas jóvenes (que, de haber nacido hoy día, hubiera compuesto bajo arresto) y, a pesar de ello, su música carece de componente erótica. A diferencia de Mahler (con el que frecuentemente se le asocia erróneamente a pesar de ser discípulo), su música, que oscila entre lo monumental y lo íntimo, nunca da la impresión de ser una confesión personal cargada de ironía, amargura o parodia.

Las sinfonías de Bruckner han sido criticadas copiosamente desde su creación (Hanslick): falta de inventividad armónica, escala excesiva de orquestación dando preeminencia a un metal sobredimensionado, demasiada unidad rítmica y la consiguiente repetición en el pulso y en los motivos y el estar a caballo entre la música de Wagner (que le influyó poderosamente) y los comienzos más radicales de Mahler. Los grandes brucknerianos han sabido cómo lidiar con estas consideraciones.

Cofre de cartón de 9 CDs que cubre las nueve sinfonías de Bruckner (incluidas en fundas de cartoncillo) con Herbert von Karajan dirigiendo la Berliner Philharmoniker en tomas de sonido hechas en la Philharmonie, Berlin entre 1975 y 1981 con una duración global de 580 minutos. La producción incluye un libreto escrito en inglés por el biógrafo de von Karajan, Richard Osborne, y otra contribución en alemán y francés.

Lo primero que llama la atención de estas interpretaciones es la increíble belleza de la ejecución orquestal al servicio de la música: sublimes cuerdas tocando en legato que sumergen a viento, metal y timbales en un todo homogéneo, como si de un solo gigantesco instrumento se tratara con un poder de generar una potencia en decibelios que asusta (más en directo que en disco, si ha tenido el privilegio de escuchar a esta orquesta en concierto).

Lo segundo es la consistencia que muestra el director a lo largo del ciclo a la hora de esculpir la línea musical, tan importante en Bruckner, en la tradición germánica y siempre manifestando una medida de la arquitectura global de la sinfonía con total concentración y argumento riguroso. A diferencia de otros que se limitan a apilar enormes bloques verticales sin desarrollo horizontal, von Karajan entendía perfectamente la importancia de las lentas pero poderosas corrientes bajo la superficie. Es capaz de hacer susurrar a su orquesta en los tiempos lentos (aunque nunca es lúgubre) y de hacerla alcanzar climax apoteósicos donde los hay, con fiereza y energía y en los que las trompetas simulan el Juicio Final y el metal muerde; los crescendi brucknerianos son manejados con total control y consigue una sensación de grandeza que muy pocos directores son capaces de emular. Von Karajan combina las ediciones Haas y Nowak. A partir de la Cuarta Sinfonía es donde entramos en la categoría de obras maestras y aquí von Karajan se crece, especialmente en la Quinta y las tres últimas en las que resulta totalmente convincente sin olvidarse que Bruckner puede evocar grandes paisajes (como Mahler) o impartir un cantábile que rivaliza con Schubert. A diferencia de otros supuestos 'especialistas' brucknerianos que se vuelcan en la correcta elección de tempi, hay que enfatizar que von Karajan hace aflorar más allá de las notas, un mundo rico y expresivo de pathos genuinamente schubertiano al que no se llega simplemente eligiendo un tempo correcto.

Por supuesto hay otras formas de interpretar al maestro austríaco con más ligereza y velocidades más vivas, con más color orquestal dando al viento más prominencia, con más sentido dramático o con más rusticidad (sin ese acabado de lujo que pone la BPO) o menos cultivadas y para eso puede uno dirigirse a Barenboim (Warner), Jochum (EMI o Brilliant), Kubelik (DG), Wand (RCA) y Haitink (Decca).

Las tomas de sonido no han sido reprocesadas para esta edición, pero suenan magníficas con saturación de colores, imagen sonora sólida y clara, aunque pueden ser ocasionalmente estridentes en tutti (sobre todo en las primeras sinfonías donde, además, puede haber algo de congestión).

No lo conocía, a excepción de las famosas de 7ª (1989) y 8ª (1988) -DG- de su última etapa. Aparece, para mí, la primera sorpresa: Las grandes masas sonoras brucknerianas, que se extienden y desvanecen, tienen en Karajan/Berlin a unos traductores de lo más idóneo. Se ha tachado a su Bruckner de excesivamente bello y perfecto, sin que dejara aflorar algún matiz de "cálida vida" o de "humana imperfección". Por otra parte hay quien ha escrito, sin referirse a Karajan precisamente, que en pocas ocasiones como en Bruckner "la forma se funde de tal modo con el fondo". Por mi parte, haciendo un poco de trampa en el tratamiento de las premisas, y, lo digo ya, ante el entusiasmo y emoción que me produce esta integral, considero que la perfección apolínea de Karajan, apoyado por una Orquesta espléndida, sintoniza absolutamente con el concepto que tengo de la interpretación bruckneriana: sonido poderoso, perfecto, dinámicas contrastadas. Un Bruckner grandioso, dramático, sin complejos ni medias tintas. En definitiva, nos encontramos ante una de las referencias. De tener que destacar alguna me inclinaría por unas excepcionales 5ª, 8ª y 9ª, sobre todo la 8ª, pero todas rayan a gran altura. Me gusta la planificación de la 4ª, pero la veo con un sonido demasidado masivo y con una articulación poco flexible. Referente a la 9ª, aun dentro de su monumentalidad y de un planteamiento similar, me inclino por la de 1978 (DVD de Unitel-DG, junto con la que podría ser su mejor 8ª, de 1979 en S.Florian, con la WPO ambas), donde los vieneses se muestran muy superiores en la sección de cuerdas a la BPO; lo que origina, a mi modesto entender y para mi gusto, un lastre expresivo importante en buena parte del primer movimiento de esta de 1975 (BPO).
Las 4ª y 7ª del propio Karajan, de 1971 para Emi, con la misma BPO, me parecen preferibles a las presentes, por exponer un Bruckner más expontáneo y directo, juvenil diría, con un brillo sonoro muy especial.

Calidad sonora: Conozco esta integral en la producción de 2008 que se nos muestra en la Edición Sinfónica de Karajan (DG), de 38 CDs. El sonido escuchado en un equipo de calidad media en líneas generales era allí muy bueno. No dice aquí, ni tampoco en la mencionada de 38 CDs que obra en mi poder, que se haya procedido a nuevas remasterizaciones, por consiguiente...